Al que no quiere caldo, dos tazas

 Ya tienes el diagnóstico de TEA  debajo del brazo y empiezas a buscar información para ver como le hincas el diente. Libros, videos, conferencias, el doctor google, todo parece poco, aunque, con la experiencia que da haberlo pasado ya no había motivo: Mi chico era el mismo que hacía 2 meses, cuando no tenía el diagnóstico, y era un 10 de feliz. 

Aun así, y reconociendo que tiendo a obsesionarme con las cosas de salud, me lancé a un torbellino de información para tratar de entender y ayudar a mi pequeño socio, y que me vendría tan bien cuando tuvimos el diagnóstico del socio pequeño. Entonces es cuando descubrí que el TEA, normalmente, no suele venir, así, a palo seco, sino que a veces viene con propina, con lo que llaman comorbilidades, y que  éstas son muy distintas entre caso y caso. En el caso de nuestros hijos, a pesar de ser hermanos, ninguno de los dos las comparten, para que podamos probar un poquito en plan pintxo de cada una de las propinas que vienen con el TEA.

Las que nos han tocado son:

  • Dispraxia. En pocas palabras, es un retraso en la adquisición de habilidades motoras y destrezas motrices, lo que a efectos prácticos hace de ti una persona "torpe" en comparación con otras personas de tu edad. ¿Recordáis que os comenté el gateo de trípode del mayor? ¿Las dificultades para moverse por ser "tan grande"? Pues todo venía por aquí.

Fue muy gracioso, porque a mi pobre hijo, hasta que dimos con esta respuesta, por tocarle hasta le ha tocado mirarse de pies planos. Ha pasado por traumatólogos, neurólogos, tratando de encontrar porque se movía de una manera distinta y tan descoordinada, hasta que llegamos al problema.

Ejemplos de esto pueden ser hacer una voltereta con 6 años, edad en que los niños son de goma y prácticamente invulnerables, y acabar con collarín, caerse de una bicicleta, con ruedines,  necesitar de un egiptólogo titulado para conseguir traducir su escritura a algo ininteligible y , a día de hoy, tiene problemas abriendo la rosca de una botella de agua. Las diversas caídas por las escaleras prefiero no comentarlas.

Los chicos que presenten dispraxia tienden a tener problemas con la integración ojo-mano/pie y pueden tener problemas en la propiocepción (saber donde está nuestro cuerpo en relación al mundo), equilibrio, coordinación, etcétera.

Solución dada: Aprovechar que le gustan los deportes y apuntarlo a lo que le guste. Tenis, fútbol, baloncesto.... Una manera mucho más divertida de aprender a coordinarse que las clases de psicomotricidad, más si el niño ya tiene cierta edad.

  •  Trastornos gástricos. Parece que hay cierta prevalencia entre el TEA y los trastornos gástricos. En el caso del mayor, los síntomas son parecidos a tener un helicobacter permanente, con reflujos gástricos y demás. Parece que con el tiempo esto ha ido mejorando, o tal vez porque le hemos repetido 7 millones de veces que coma más despacio. Todavía no ha calado, así que seguimos trabajando en ello, objetivo: 20 millones.
  • Trastornos dermatológicos. Aquí nos ha tocado la piel atópica, que no es que sea muy traumático, siempre que no le toque a un adolescente que vea el bote de crema hidratante y te diga "Puaj, crema". Son de esos momentos en los que hay que sacar el cinturón negro de paciencia y poner una sonrisa y decirle: No, hijo mío, mejor te dejo que se te caiga la piel como si fueras una serpiente de cascabel..
  • Déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Se puede manifestar en todas sus variantes, inatento, hiperactividad, combinado, no especificado.... Afortunadamente este trastorno se puede medicar, aunque dar o no dar la medicación es algo muy personal en lo que no voy a entrar por ahora. Da para otra post, pero ya os adelanto, dar la medicación a mi hijo ha sido la decisión más dura de toda mi vida
  • Trastornos del sueño. Pues sí, en algunos casos les afecta al sueño, cambiándole los ciclos de sueño de una manera u otra. En nuestro caso, el pequeño es un ave nocturna, que es capaz de estar despierto hasta las 4 am y que sería feliz durmiendo hasta las 12 pm. 
Desafortunadamente, hay más, muchos más, pero no es nuestro caso, así que solamente los citaré. Otros chicos con autismo pueden tener retrasos en el habla, retrasos madurativos, ansiedad, depresión, TOC, trastornos bipolares, epilepsia.... Seguro que me dejo muchos. No va a ser un camino de rosas, y eso sin entrar en hablar de tipos de autismo más severo, por ejemplo el autismo no verbal.

¿Entonces, qué? ¿Qué hacemos? La lista asusta, y parece que teniendo tantas cosas encima va a ser muy difícil seguir adelante, pero no. El niño es el mismo que antes, con diagnóstico o sin él, y él es feliz, y si él, que es el que tiene todas esas cosas, puede seguir adelante, y de hecho ni le presta atención, ¿Cómo nos vamos a quedar los padres paralizados?

Habrá que ayudarles, guiarles, pero esa es la función de los padres, sean neuro-típicos o divergentes, ser padre no es fácil, ni es para todo el mundo. Siempre que me preguntan los amigos sobre ello les digo lo mismo: Otros chicos tienen otros problemas, familias desestructuradas, pobreza, enfermedades, y salen para delante. Mis chicos no están enfermos, así que, no estamos tan mal. Mis hijos son felices, y es mucho más de lo que pueden decir otros, "un diez" de felices. Y no lo digo yo, lo dicen ellos.

Si son felices algo debemos estar haciendo bien. Dudaremos, porque todos los padres dudan, pero la mejor manera de estar seguros de que todo va a ir bien es mirarles bien a la cara. Su sonrisa es la mejor recompensa que podemos tener.

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