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Mostrando entradas de mayo, 2024

Al que no quiere caldo, dos tazas

 Ya tienes el diagnóstico de TEA  debajo del brazo y empiezas a buscar información para ver como le hincas el diente. Libros, videos, conferencias, el doctor google, todo parece poco, aunque, con la experiencia que da haberlo pasado ya no había motivo: Mi chico era el mismo que hacía 2 meses, cuando no tenía el diagnóstico, y era un 10 de feliz.  Aun así, y reconociendo que tiendo a obsesionarme con las cosas de salud, me lancé a un torbellino de información para tratar de entender y ayudar a mi pequeño socio, y que me vendría tan bien cuando tuvimos el diagnóstico del socio pequeño. Entonces es cuando descubrí que el TEA, normalmente, no suele venir, así, a palo seco, sino que a veces viene con propina, con lo que llaman comorbilidades, y que  éstas son muy distintas entre caso y caso. En el caso de nuestros hijos, a pesar de ser hermanos, ninguno de los dos las comparten, para que podamos probar un poquito en plan pintxo de cada una de las propinas que vienen con el TEA. Las que nos

¿En ocasiones ves muertos?

 Todo el proceso, desde el primer contacto con la escuela hasta el diagnóstico final, duró algo así como dos meses. Primero nos hicieron entrevistas en el centro escolar, comentamos la adaptación al niño al centro, su evolución y nos preguntaron sobre sus dinámicas en casa. Recuerdo de esas reuniones ir con el corazón en un puño, sintiéndome culpable de no haberme dado cuenta de lo que para la orientación del centro parecía evidente. No son preguntas muy allá, amigos, comportamientos en el parque, hábitos de sueño, comida, ese tipo de cosas. Con el paso de los días el expediente va haciendo camino y de pronto te llaman del hospital para concertar una serie de citas. Si la memoria no me falla son tres, una con el niño a solas y el psicólogo, otra del niño a solas con el psiquiatra y otra conjunto con el psiquiatra. En vuestra comunidad autónoma, país, puede ser distinto, pero es como trabajaba el Ibsmia cuando empezamos el diagnóstico. ¿Y sabes qué? Que da mucho miedo. Nombrar la palabr

Tenemos que hablar

 Tu vives feliz, en tu inopia, pensando que tu hijo no tiene ningún problema. Una parte de ti a veces tiene dudas, porque ves que tu hijo hace cosas que no hacen lo demás, pero le buscas excusas. Lo más normal es que lo asimiles con comportamientos tuyos propios, o de tu pareja, y que normalices, o desdramatices, porque vamos, ¿Acaso los niños no son esos locos bajitos que decía Serrat? Todo normal, todo controlado, hasta que un día alguien te convoca a un sitio, te sienta frente a una mesa y te tira una bomba atómica de trillones de quilotones. No sé como será, ni quien será, porqué depende mucho del país donde vivas y de que como funcione la sanidad. Es posible que el pediatra haya levantado la voz de alarma, tal vez haya sido el colegio o hayas recurrido a un psicólogo de pago al atar cabos. Puede que en tu país sea distinto, pero a nosotros nos llegó a través de la escuela.  Un día la tutora te convoca, con la excusa de tener una toma de contacto. En principio no hay nada de que pr