¿En ocasiones ves muertos?
Todo el proceso, desde el primer contacto con la escuela hasta el diagnóstico final, duró algo así como dos meses. Primero nos hicieron entrevistas en el centro escolar, comentamos la adaptación al niño al centro, su evolución y nos preguntaron sobre sus dinámicas en casa. Recuerdo de esas reuniones ir con el corazón en un puño, sintiéndome culpable de no haberme dado cuenta de lo que para la orientación del centro parecía evidente. No son preguntas muy allá, amigos, comportamientos en el parque, hábitos de sueño, comida, ese tipo de cosas.
Con el paso de los días el expediente va haciendo camino y de pronto te llaman del hospital para concertar una serie de citas. Si la memoria no me falla son tres, una con el niño a solas y el psicólogo, otra del niño a solas con el psiquiatra y otra conjunto con el psiquiatra. En vuestra comunidad autónoma, país, puede ser distinto, pero es como trabajaba el Ibsmia cuando empezamos el diagnóstico.
¿Y sabes qué? Que da mucho miedo. Nombrar la palabra psiquiatra da mucho miedo, entrar en el ala de psiquiatría del hospital con el niño de la mano da mucho miedo, porque sí, el niño tiene sus cositas, pero no está mal, no está tan mal como los otros que están en la sala de espera. Es divertido, pero, en esos momentos, es inevitable comparar, y la negación te susurra al oído que no, que aquello no puede ser verdad, que lo que tiene tu hijo tampoco es para tanto, que niños raros hay muchos y que el tuyo no necesita ir al psiquiatra.
Y es que las personas que no tienen experiencia en estas lides demonizan la psiquiatría. Uno va al psiquiatra cuando está loco, oye voces, tiene personalidad múltiple y esas cosas, no va si está bien, y mi hijo estaba bien, no le pasaba eso. Ya estás aterrorizado con que te puedan confirmar que hay autismo para que te digan que el niño está loco. Y allí estás, en una sala de espera con motivos infantiles, rodeados de todo tipo de niños con problemas, y, aunque no es para enorgullecerse, solo piensas que tu hijo no tenga lo mismo que ellos. Padres teniendo que contener físicamente a sus hijos, otros hablando solos... La sala de espera del ala de psiquiatría no es ningún paseo por el parque.
En las reuniones con el niño a solas no te dejan entrar ni te cuentan nada, así que cuando sales le preguntas, y el pobre, con sus 6 años te intenta explicar lo que le han preguntado. Para él no ha sido nada traumático, y sale contento, así que tu respiras, quitándote un peso según tus pasos se alejan del ala de psiquiatría infantil.
En la reunión conjunta niño/padres/psiquiatra descubres lo que se ha ido cociendo. Más o menos a esas alturas el pescado está vendido, pero entrevistan a los padres para detectar posibles incongruencias entre lo que reporta el niño y la realidad, o cosas que el niño da por normales y que no lo son. Las preguntas, que ahora me hacen gracia pero que en aquel momento me hicieron temblar las rodillas, fueron....
- ¿Vuestro hijo tiene fijación con los metales? ¿Los lame sin motivo? Objetos del tipo de semáforos, señales de tráfico..... No
- ¿Vuestro hijo os ha referido alguna vez como si viera su vida como una película? ¿O desde arriba como si estuviera viviendo en un videojuego?...... No
- ¿Vuestro hijo cree que puede hablar con los animales o los objetos inanimados más allá de un juego?...... No
- ¿Vuestro hijo ha manifestado alguna vez escuchar voces distintas a la suya dentro de su cabeza?....... (Pánico a lo que diga el niño)....No
- ¿Piensas que tus padres te quieren matar o envenenar?..... (Pánico, servicios sociales me va a detener...)......No
- ¿Crees que tus padres te odian?....... No
- ¿Has visto alguna vez fantasmas, o cosas que no hayas podido entender, como hadas, zombis.....?......... (ya me muerdo los puños y tengo en corazón desbocado)....No
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