FUERA DE RUTA 2: A veces ganas, otras, aprendes
Hoy os vengo con una anécdota fresca de lo que le ha pasado hoy a uno de mis hijos. Estaba trabajando tranquilamente cuando, a falta de 20 minutos de que los niños aparecieran para comer, uno de ellos me llama pidiendo permiso para ir a comerse un kebab con unos amigos. Llega a casa, le doy 20 euros y le digo que venga cuando quiera, y que si necesita algo llame al móvil... Vale, lo admito, aunque él ya está preparado para hacer esas cosas por él mismo, yo todavía lo paso un poco mal. A veces se despista cuando cruza la calle, el TEA, esas cosas. Si los padres somos sufridores, por cualquier cosa sufrimos. El tema es que, a pesar de tener el gusanillo, le he dado dinero y le he dado margen para que volara un poco. Conocía al chico con el que se iba, y tampoco es que fueran a subir al Everest a la pata coja, se iban al kebab del barrio y ya. Todo normal, todo tranquilo, un adolescente que necesita relacionarse con sus pares haciendo cosas de adolescentes, bien. O eso creía, porque el dr...